Urmeneta siempre sorprende

Miércoles, 18 de abril de 2012

Mikel Urmeneta me gusta porque siempre me sorprende. Es un ser lúdico, pasional, artístico y provocador. Un tío muy grande con una alma libre y una cabeza llena de maravillosos chorlitos.

Juan Cruz, periodista y amigo común, me pidió una definición para su diario. Le dije que era «el último rey de Navarra que vive voluntariamente en el exilio». Ese «exilio» es Nueva York, su paradoja espacio tiempo, desde donde lo controla todo, lo piensa todo, lo retrata y lo vive todo.

La última locura es una pieza inclasificable llamada «Kukuxumutxu relocated» y puede vivirse en la galería Moisés Pérez de Albéniz de su Pamplona natal. ¿De qué se trata? Pues es muy fácil. Urmeneta ha trasladado su empresa de diseño a la galería durante dos meses. Veintidós trabajadores, horario de oficina, cámaras y micrófonos a disposición de los visitantes y también on line.

¿Qué? ¿Alucinante, raro, diferente? ¿A qué cuesta de definir? Pues así es Urmeneta y lo que propone. En estos tiempos de corrección, de miedo, de falta de recursos, de riesgos raquíticos, de miradas estrechas, resulta gratificante que Mikel siga haciendo de las suyas. Y que siga así, por muchos años…

Mikel Urmeneta

Mi gran amigo Juan

Martes, 10 de abril de 2012

Mi amigo Juan Cruz es escritor y un periodista de los buenos. De los que se emociona con la búsqueda, con el encuentro y con la conversación. Un hombre que retrata con palabras y que, pese a su aparente timidez, observa como pocos y llega casi, casi hasta tu estado de ánimo. Sabe más de lo que cree y cree en un mundo mejor. Un mundo sin egos, ni pesados, ni interesados, ni demagogos. Su vida cabe en la maleta que siempre le acompaña y está escrita en los miles de artículos que ha publicado. Le llamo amigo porque le aprecio, me cuida, me escucha y sabe cultivar un cariño que ya es mutuo. Qué bueno descubrir nuevos amigos cuando ya (crees que) eres mayor.

«Fotodiario» en El Periódico

Juan Cruz

Por Nacho

Lunes, 26 de marzo de 2012

Se trataba de apoyar a Nacho y la lucha de sus padres por una solución para sus problemas de riñón. Nos convocó Santi Millán y allí que nos fuimos. Sin pensarlo. No podemos ayudar a todas las causas, que más quisiéramos, pero cuando lo hacemos nos sentimos muy bien. Cuando la popularidad sirve para algo, te sientes mejor. Todo sea por Nacho. Si os interesa conocer más y echar un cable, buscad en ASDENT. Muchas gracias.

El Periódico

Pau Arenós, el mejor en lo suyo

Viernes, 2 de diciembre de 2011

El periodista Pau Arenós es el mejor explicando la cocina, sus gentes, sus platos, sus tendencias, su pasado, su futuro, su todo. Decir que uno es el mejor en lo suyo parece fácil, pero lo que tiene es mucho mérito.

Conozco a Arenós desde hace mucho tiempo. Fue el primero en entrevistarme cuando hacíamos EL TERRAT en Radio Barcelona, tomándonos en serio. Con respeto, cachondeo y escuchando. Porque, aunque no lo parezca, Arenós escucha y luego habla bastante (todo interesante), pregunta y lo remata escribiéndolo con una sensibilidad exquisita rozando la poesía.

Una vez escribió una novela y me pregunto qué me había parecido. «Demasiado buena» le dije. Escribe tan bien que aquella novela era como tres, todo caldo, todo sustancia.

Cuando Arenós habla, los chefs españoles (posiblemente los mejores del mundo) callan. Lo he visto con mis propios ojos. Y no dogmatiza. Solo documenta, explica, razona y compara, porque tiene tantos platos en la cabeza que yo no se cómo puede hacer la digestión.

El tío es listo, tiene retranca, muchos kilómetros, muchas servilletas anudadas al cuello y es de Castellón. Es un amigo que no pide favores. Un vitalista disfrazado de crítico. La cara lo delata.

Créanme: compren este libro sobre el fenómeno de los fogones en nuestro país y no compren ninguno más. Ya está. (Que conste que la última comida con Pau la pagué yo).

Pau Arenós, el mejor en lo suyo

El único fruto del amor es la banana

Jueves, 24 de noviembre de 2011

Un día recibí el libro de Pau García-Milà con una cariñosa dedicatoria. Me sorprendió. El cariño o la amabilidad no «cotizan» en este mundo, donde parece que todos lo saben todo y se desconfía siempre de los demás.

«Un chaval majo», pensé. Y le invité a un café para decirle que quería hacer algo con él, apoyarle sin prejuicios en algo nuevo que tuviera en la cabeza. Quería hacerlo por placer, porque descubrir es mi vicio y apostar, una parte vital de mi manera de ser. Lo viejo me aburre, lo nuevo me emociona.

Fue entonces cuando Pau me explicó el proyecto Bananity y me quedé boquiabierto. Pienso que este chaval y su equipazo, podrían estar perfectamente en Sillicon Valley, en Estados Unidos, codeándose con la elite. Pero no. Él prefiere quedarse aquí (a pesar de «todo») y desplegar su contagiosa creatividad para todo el mundo. Es una nueva generación que entiende lo global como nadie, que toca con los pies en el suelo pero que lucha por sus sueños. Por eso me he apuntado a Bananity.

El único fruto del amor, es la banana

«Me vais a enseñar más vosotros a mi, que yo a vosotros», le he dicho. Y lo creo. La nueva red social nace para compartir emociones, amores y odios. Sin acritud, sin ligoteo, preservando la intimidad y explorando en los gustos colectivos de este mundo en permanente transformación. Se buscan y se encuentran afinidades y se potencia la suma de personas parecidas. Porque hay muchos «Paus» en el mundo. Se trata de encontrarlos. Yo encontré el mío y estoy encantado. ¿Un plátano?

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