Matrimonio
Sábado, 8 de mayo de 2010
No hay cuartel
Lunes, 5 de abril de 2010
Eso es lo que me dije cuando me licencié de la mili, tiré el petate al río y volví a sentirme libre: «¡No hay cuartel!». Primer chiste del retorno.
Esta portada de El Periódico de hace una semana, puede resultar engañosa. Jamás me he peleado con nadie y, mucho menos, con mi amigo y socio Jordi Évole. Sencillamente nos prestamos al juego que nos planteó la excelente periodista Ana Sánchez. Las fotos son de otro crack que se llama Albert Bertrán. Nos subimos a un ring de mentira, pero tanto Jordi como yo sabemos que en la tele no competimos con nadie, sino que «coincidimos». Siempre lo hemos dicho. La competición es de las empresas y lo de la audiencia, ese baremo de doble filo que entre todos hemos aceptado. (Me gustará ver qué pasa ahora con la implantación definitiva de la TDT).
Pues eso. Que ya estamos aquí, para volver a sudar, pero nada de sangre, ni golpes bajos. Jordi y yo coincidimos en otra cosa: tenemos libro nuevo, caliente, lleno de verdades y bromas, donde vuelve a quedar claro que nos encanta esto de la tele.
Y Xavi Cassado se compró un sombrero
Miércoles, 17 de marzo de 2010
Joder, Pepe…
Lunes, 1 de marzo de 2010
Qué putada nene. Que largo se hace el año sin ti. Sin tus cariñosos exabruptos. Ya nadie habla mal, ¿sabes? Todos somos muy correctos aunque por dentro nos coma la rabia. Porque la cosa está jodida y seguro que tú nos hacías más soportable la crisis, además de señalar con nombres y apellidos a los culpables. Te ibas a poner como una moto. En este mundo enmarañado, que no escarmienta, falta tu risa llena de dientes. Una risa curativa, liberalizadora.
Me acuerdo mucho de tí. Cada día. Tengo una foto en el lavabo, donde salimos juntos. ¡Serios! Aquel día me dijiste: «no me toques el culo aprovechando que estamos posando, maricón…» Nunca te lo toqué. Prefería ver como tú le tocabas los huevos a la vida. Este día (y muchos más), van por tí maestro.
Tomar vino con Serrat
Jueves, 25 de febrero de 2010
Convertir un plató en una pequeña taberna. Crear el clima y la complicidad para que eso suceda. Con normalidad. Poder hablar con un mito sin prisa, que te cuente su último disco, sus cosas. Recordar la poesía de Miguel Hernández. Un poco de cachondeo, unos regalos, unas risas, una actuación de lujo con Amargós al piano. Por todo eso, me siento orgulloso de la otra noche en la que Joan Manuel, volvió al programa.
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