He aparcado por un tiempo mi habitual pudor para mostrar mis pinturas, y he decidido colgar en el camerino de invitados de Buenafuente, el pez enorme que pinté este verano. «Salió» muy rápido. Es una acuarela bastante grande. Un pez que ignora los anzuelos y que cierra los ojos, nadando por encima de los corales. Ahí está.
Un pez para los invitados
El increible Blu, ha vuelto
Y está vez acompañado de David Ellis en un trabajo a dos bandas y cuatro manos que no puedo definir. Me supera. Estamos hablando del hombre que armado con pinturas y una cámara fotográfica, se ha inventado un modo de hacer animación sin precedentes y sin comparaciones posibles. Siéntate y disfruta. Empieza la magia.
Hugo Chávez
El hombre que mejoraba los cuadros
Mikel Urmeneta ha colgado en su blog una curiosa nota. Es una foto de una habitación de su casa, donde va a «vivir» para siempre el cuadro que le regalé hace tiempo. Una especie de monstruo/pepino que le gustaba mucho. Lo bueno es que ha hecho una instalación que convierte la pared en una cara y el pepino en… ¿nariz?
Me ha hecho ilusión verlo… mi pequeñín. Tanta que me he puesto a pintar un hermano mayor todavía más grande. Ya de paso, como tenía a Mikel en la cabeza, me ha salido un Urmeneta extrañamente tímido y, eso sí, mini cámara en ristre y barba bífida.
Soy un enano
Según el dibujante Luís Gaspardo que me ha regalado ésta caricatura. ¡Es genial! Así se lo he dicho. No dejen de visitar su web.
Dice Gaspardo que siempre le han inquietado los humoristas: «¿Por qué hacen humor los humoristas?». Buena pregunta. No hay respuesta. Porque sí. Porque somos así. Porque algún día nos dijeron que eramos graciosos, nos pagaron por ello, la gente nos siguió y se convirtió en nuestro oficio. Y acabamos trabajando como enanos.