Que no vuelve (de momento).
El pasado
Los ‘pop-prehistóricos’
Pocas veces se dan las circunstancias adecuadas para que todo salga bien. Y se veía venir. Nos juntamos con Mikel Urmeneta y Pablo Carbonell para pintar un mural de más de diez metros. Un encargo del genial Juan Luís Arsuaga que dirige el Museo de la Evolución Humana de Burgos. (Si no lo conocen, ya están tardando).
Todo fue un gran juego de improvisación, interacción y diversión. Lo último es lo más importante. Tardamos siete horas para «atacar» el lienzo en negro de diez metros y hasta vino público para presenciar la ceremonia de colores y locura. La obra quedará expuesta en el museo. Nuestro personal homenaje a los primeros pobladores que también pintaban en las cuevas lo que más les impresionaba. Yo ya tengo la maleta preparada por si hay que repetirlo. Pero tienen que darse las circunstancias…
Fotos: Patricia González y Andreu Buenafuente
¿Franco ha muerto?
El dictador Francisco Franco no debería tener una fundación a su nombre. Debería tener una fundición, un gran horno (simbólico) de hierro candente donde tirar todos nuestros recuerdos y sufrimientos pasados para que desaparecieran. Y que lo hicieran para siempre. ¿Quién quiere recordar a un dictador? No me cabe en la cabeza.
Ahora «celebran» su ciento veinte aniversario, y hacemos muy bien manifestando que nos da vergüenza ajena y propia. Todas las vergüenzas. Y ya no hablemos sobre las posibles ayudas oficiales a la dichosa fundación. Más vergüenza.
Para algunos Franco fue un General, para otros (yo diría que la mayoría), un golpista que se apoltronó incomprensiblemente sobre una montaña de miedo e ignorancia. Bien acompañado, por supuesto, de los listos de siempre que aguantaron el palio. La simple rememoración de aquella época provoca picores y mala hostia. De Franco me llegó lo peor: su herencia. Larga y oscura como la sombra de un cuervo. El legado de cuarenta años maquillados de prosperidad, cuando en realidad eran una posguerra sostenida, represora, lluvia fina de las que calan hasta los huesos. Hasta el alma.
Una vez le pregunté a mi padre (un niño de la guerra y del hambre): «¿Por qué aguantasteis tanto?». Me miró y casi ni habló. Acaso un «no podíamos hacer otra cosa, hijo». La impotencia. Eso es lo que consiguió el tipo: imponer la impotencia y pegar un frenazo a la historia de España que se alarga y se alarga en el tiempo. ¿Y ahora quieren celebrar eso? ¡Venga, hombre!
PD: Ahora leo que Tejero quiere denunciar a Artur Mas por secesionista. ¿No te digo? La sombra…
«El Berenjenal» en Interviú.
Romanos con prisas
Siento una profunda fascinación por los mosaicos de la época romana. Son artesanía, delicadeza, milagros hechos a mano que han llegado hasta nuestros días casi intactos. Lo que sucede es que encontré una excepción en Londres. Parece un mosaico hecho con prisa o sin mucha precisión. No era fácil conseguir la forma ovoide. Y, claro, no lo consiguió.