Colgados

Martes, 5 de febrero de 2008

Tengo un amigo de Madrid que, cada vez que viene a Barcelona, me ve colgado en los edificios en descomunales proporciones. Ya se pueden imaginar el chiste: «¿tú estás colgado, no?». La respuesta es «por supuesto». Para dedicarse a este oficio hay que estar bastante «colgado».
Hay que entender que, a pesar de parecer un oficio, se trata de un juego (remunerado). Los ingleses llaman «to play», al «actuar». La mejor definición que existe. «Jugamos» a reírnos del mundo y todo lo que lo puebla. TODO.
Salen cada noche
Me gusta el anuncio porque muestra la «trinidad» nocturna. El follonero-diablo (que la va a armar y gorda durante la campaña, con programa propio) y el «ángel» surrealista de Berto. El observador más singular que he conocido jamás. El hombre que es capaz de hacer un chiste con los labios agrietados de la gente mayor. Estos son mis compinches que, como vampiros sin colmillos, salen cada noche conmigo de parranda televisiva. Un placer.

Retratar la tele

Jueves, 10 de enero de 2008

Me viene Joan Grau, uno de los subdirectores del programa y me dice «mira, anoche estaba viendo la tele e hice estas fotos». Digo: «¡Qué guapo!». Como si fuera lo más normal del mundo retratar la tele que estás viendo.

Momentos en televisión

Tengo que recordarle a Joan que con el vídeo puedes capturar imágenes. Aunque pensándolo bien, soy el menos indicado porque me paso el día retratando todo lo que se menea. La que más me gusta es la de payaso «electrónico». La nariz blanca de flash es un hallazgo. Las mejores cosas, siempre salen por casualidad.

Berto

Miércoles, 19 de diciembre de 2007

La cosa fue así: estaba escuchando la radio y me topé con unos tíos raros que se hacían llamar «El Cansancio«. Estaban en Radio 4. Me quedé. Sólo me «quedo» en una emisora si me dan algo que me sorprende y la verdad es que no pasa cada día, ni cada mes. Con El Cansancio sí, por que sonaba diferente. Notabas que allí había algo más que un simple espacio de humor. Llámalo «proyecto» o identidad o sencillamente talento. Dí nota de mi hallazgo a El Terrat y el director de aquella época, Javier Pons, inició la aproximación y se lo curró. Los que no conozcan a Pons deberían saber que una de sus debilidades es apoyar a los que empiezan. Eso dice mucho de él.

Bueno, luego descubrimos que eran tipos normales, honestos y con ganas de pasarlo bien en este oficio tan lleno de interesados. Trabajamos en varios proyectos durante mucho (¡mucho!) tiempo. Probamos un formato en Tv3, pero no nos salió bien. Otros hubieran escondido la cabeza debajo del ala, pero nosotros no tenemos alas. Recuerdo que una noche de viernes fui a ver a Berto en solitario con su monólogo en el teatreneu de Barcelona. ¡Aluciné por un tubo! ¡Era nuevo y muy bueno! Pensé: «no puede ser que no funcione Berto en la tele». Y les propusimos apuntarse al nuevo carro del programa en laSexta. Ante el tropiezo, convicción y apuesta. Se apuntaron el propio Berto y su escudero Rafel, que es de Falset aunque no conozca a Toni Orensanz. ¡Bendita decisión!
Berto
Ahora ya son de los nuestros o nosotros somos de los suyos. Les decía el otro día en un encuentro con los guionistas que no me imagino este programa sin ellos. No podría ser. Berto significa un montón de cosas y es de los mejores humoristas que he conocido. Por eso le propuse que me sustituyera la noche que estaba en Madrid. No voy diciéndolo todos los días por ahí. Es más, no lo había dicho nunca. Berto y sus compinches, significan que no hay que perder nunca la ilusión de tirar hacia adelante y agregar nuevos y buenos compañeros de viaje. Cada noche me sorprende. Y lo mejor de todo, es que se merece todo lo que le pasa porque encima es buen tío. Le estoy empezando a coger una manía…

Enviar un jamón

Miércoles, 24 de octubre de 2007

Me encanta cuando el programa entra en la vida de la gente. Entra en la vida con su permiso y su colaboración. Sin morbos, ni pornografía sentimental. Ahora lo llaman teleralidad, pero tengo la impresión que los de El Terrat venimos haciéndolo hace mucho tiempo, quizás sin saberlo, en su vertiente más divertida y agradable. La gente tiene una verdad que engancha.
Silvia en el sofá
Este sería el último ejemplo: contactamos con Silvia a través de la sección «Le puedo ayudar en algo», con la ayuda de las nuevas tecnologías. Así es como Silvia apareció en pantalla por la webcam, desde su casa en Connecticut. «Me haría ilusión comer jamón». Dicho y hecho. Le mandamos un jamón a su casa. Y pan de pagès y tomates, para que recordara su añorada Catalunya. Estos son unos momentos televisivos que me encantan.
El jamón sobre la mesa
De repente, la tele puede cambiar las cosas e incluso mejorarlas. Como lo de ayer, cuando mandamos a un espectador a Los Angeles para ver el retorno de Eagles. Se lleva a un amigo «el desviado» y una cámara. Cuando vuelva, lo veremos. Si es que vuelve. «Igual me quedo, ¡eh!», me dijo el Tete.
Silvia cortando el jamón

Luis Aragonés y las cámaras ocultas

Martes, 16 de octubre de 2007

Las cosas se ponen en su sitio. Ayer escuché El Larguero y José Ramón de la Morena, le puntualizaba a su corresponsal con la selección española que de cámara oculta nada. Me pareció bien y justo y se lo he dicho. El Follonero consiguió una exclusiva con la rajada sobre Raúl, porque estaba allí (sin poder entrar a la rueda de prensa), con un pedazo de cámara que Aragonés no vio y mira que era grande. Que no lo veas, no significa que esté oculta. La matización de José Ramón de la Morena tiene valor porque se desmarca de esa tendencia tan española de «la exclusiva es de otros, por lo tanto no existe». Es muy típico. Lo notamos ahora que estamos en laSexta y, de repente se retiran, por arte de magia, algunos apoyos anteriores, por política de empresa. Que triste y que falta de profesionalidad.

Una vez me dijo un gran periodista : «La peor censura que existe, es la que marca el dueño de la cabecera». Entonces no lo entendí. Ahora sí. Yo creo que todo esto son «collonades», como decía Josep Plá. A la audiencia, le trae al fresco la guerra de medios. Tan solo ven que es ridículo no poder saber TODO lo que pasa. Los profesionales deberíamos estar al margen de las estrategias y rabietas de nuestros jefes/empresarios. Yo, que no soy gran cosa, jamás toleraría que me dijeran «esto ignóralo que no es nuestro» o «no vamos a traer a éste o decir esto porque le hacemos un favor a tal o cual». Es una mezquindad. Mi único compromiso es con la audiencia a la que le debemos imparcialidad y honestidad. Nuestra libertad es su libertad. Suena muy grandilocuente pero es lo que hay.

En momentos de presunta «crisis» entre medios (repito: la gente ni se entera), se comprueba la catadura moral y ética de los profesionales. Que cada cual duerma como pueda.

¿Y Aragonés? Pues es un buen técnico, con malos modales. Un sabio despistado que no lee los tiempos actuales. Y ya está. Por cierto: El Follonero es el mejor reportero del país en estos momentos. Y no va oculto. Da la cara, dispara verdades y se ríe de TODO.

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