Mi amigo tiene libro

Jueves, 19 de abril de 2007

Quimi Portet es una de les mejores personas que conozco. Un lujo que me ha regalado mi trabajo, ya que contacté con él gracias a un encargo que le hice (banda sonora de «Plats bruts»), hace algunos años. Inmediatamente me convertí en fan. Ya le veneraba en su época de «El último de la Fila», pero mi admiración se multiplicó cuando comprobé su talento (uno de los mejores compositores y guitarristas de España) y su sentido del humor, cargado de sorna, sabiduría y un enfoque desdramatizador y autoparódico sin precendentes.
Con Quimi Portet
Portet es un surrealista, un humanista, un observador, un gran escritor y un buen amigo. Se bajó del tren de la gloria, para seguir en la carretera de la felicidad, la independencia y la libertad personal. Hace lo que le da la gana y encima es uno de los pioneros de los weblog. Por eso, me parece cojonudo que haya editado lo mejor de su mundo electrónico en «Diari d’un astre intercomarcal». Me invitó a presentarlo y no lo dudé ni un instante. Va a ser mi recomendación de Sant Jordi.

También le he invitado al programa para que cante una canción de su último disco «Matem els dimarts i el divendres». «Vendré con mi conjunto y cantaremos muy bien», me avanzó. Cuando estás con Portet, tienes la impresión de que nada malo puede sucederte. Te sientes protegido por su ironía que, como es sabido, es la mejor coraza contra la vida.

Gracias Pau

Miércoles, 31 de mayo de 2006

Gracias Pau Gasol, por permitirme pasar el día contigo. Uno es mitómano desde pequeño y ayer pude comprobar una vez más que los más grandes suelen ser los más modestos, listos y sensibles.

Gasol me invitó a presentar su libro en Barcelona y yo le invité a mi programa. No creo que haga jamás, un trato tan favorable cómo éste. A mí es que me emociona la carrera de éste chaval de Sant Boi que, empujado por su talento y su destino, se planta en la NBA, deja boquiabiertos a los americanos y protagoniza una historia de superación sin precedentes. Es «uno de los nuestros», un luchador, un amigo que no cambia sino que se transforma para bien. Me pasé el día a su lado o mejor dicho «a su sombra». No se puede ser más alto. Me sentí cómodo y contento.

Luego en la tele, metí una canasta milagrosa gracias a su asistencia y, encima, vinieron los Estopa a redondear la fiesta. Lo dije al acabar: «Estos son los momentos que valen la pena y que te brinda hacer un programa cómo éste». Me pidió que le dedicará el libro gigante y le puse: «El más grande es el más persona».

P.D.: Nadie es perfecto. El día antes dejé tirado a Ferrán Adrià. No me acordé que habíamos quedado para cenar y yo estaba en una función benéfica en el teatro Tívoli. Espero que nuestra amistad sirva para que me disculpe. Te debo dos Ferrán.

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