Mi profesión me permite darme un tipo especial de regalos. Puedo descubrir que mi admirado Luis Zahera tiene un monólogo en Galicia donde cuenta su vida.
Puedo decir a mi equipo: «me encantaría que viniera». Y va el hombre y acepta. Y pasamos un rato riendo y hablando de Galicia, del oficio y de tener más de cincuenta años y darnos regalos así: una buena conversación.
Ya tengo ganas de que vuelva.