¿Y qué opina el Príncipe de todo esto?

Miércoles, 1 de junio de 2011

A mi me gustaría saber qué opina el Príncipe Felipe de todo lo que está pasando en España. Son tiempos para mojarse, para mostrar un liderazgo y una capacidad de comprensión, ante los cambios acelerados y bien patentes de nuestra sociedad. Nunca he comprendido esa economía de las declaraciones de la casa Real, que solo se rompe en acontecimientos deportivos, siempre tan agradables y, en el fondo, intrascendentes.

¿Cómo está siguiendo el heredero las masivas concentraciones de los indignados? ¿Cómo valora la crisis mundial, el ocaso del capitalismo salvaje, el hartazgo de un pueblo cansado y desanimado? No hace falta que hable de política (por aquello de la monarquía constitucional). ¿Cómo ve la vida?

¿Y qué opina el Príncipe de todo esto?

Spanish revolution

Martes, 24 de mayo de 2011

Hace poco tiempo que conozco a Uri. Inclasificable. Con mucho talento. Forjado en mil paredes, con un espíritu libre. Es de L’Hospitalet.

Me gusta como pinta. Hace poco me ha mandado esta obra, recién salida de sus pinceles.

Spanish revolution

Elecciones y acampadas

Lunes, 23 de mayo de 2011

Tiempos movidos. Muy movidos. Las elecciones municipales confirman lo que nos temíamos: los socialistas se han descalabrado y la derecha arrasa. Entre sus incondicionales y todos los escamados de la crisis, se han venido arriba.

Y todo esto sin que Rajoy haya ofrecido una sola idea de lo que podría ser su programa de gobierno. «Vamos a trabajar para salir de la crisis y recuperar la confianza». Sí, vale. ¿Pero qué vas a hacer? Se pueden ganar elecciones sin arriesgar demasiado o nada. Tan solo esperando a ver pasar el cadáver de tu vecino. No hablar por no cagarla y, así, capitalizar esos conceptos tan manidos y ambiguos como «cambio» o «futuro». Lo mismo que piden los miles de jóvenes que siguen acampados. También quieren cambio (o vuelco) y están deseando que se aclare, ni que sea un poco, su futuro.

¿Y ahora qué va a pasar? ¿Estará preparada la derecha para dialogar y escuchar a esas masas cabreadas que están hasta el gorro de campañas vacías, políticas económicas conservadoras y un poder sospechoso y corrupto, siempre en manos de los mismos?

Menos dependencia europea y más mirar hacia adentro, hacia casa. Aquí tenemos el avispero revuelto, la paciencia agotada y mucho, mucho tiempo libre para gritar que las cosas tienen que cambiar. Pero cambiar de verdad. Mi apoyo a todos los que siguen acampados.

Elecciones y acampadas

El odio

Martes, 12 de abril de 2011

Sabía que iba a pasar lo que pasó. Invitamos a la ministra Sinde, aceptó, no se pactó nada de nada y, después, una buena cantidad de personas me han puesto a parir. No entiendo tanto odio.

Quizás la ley Sinde tenga sus fallos. Seguro. Pero, ¿de dónde sale tanta agresividad? Los que me critican, no deben ver el programa muy a menudo. Yo no soy como querían que me comportara y no voy a permitir que se me juzgue después de más de veinte años de ejercicio de la profesión en libertad.

Estamos en plena transformación social e industrial. La cultura tiene el enorme reto de adaptarse a la realidad digital, respetando a todas las partes: creadores y consumidores. A base de gritos y descalificaciones no haremos nada. Con la gratuidad no iremos a ninguna parte. Bueno sí: nos vamos más al fondo de la ruina.

Estoy convencido de que han faltado toneladas de pedagogía por todas las partes, para trabajar codo a codo en la construcción de este futuro. Cuando se legisla, hay que saber explicarlo. Cuando uno incendia las redes, debe haber leído la ley, sus pormenores. ¿Lo han hecho todos? Diría que no. Necesitamos contenidos que protejan a los creadores, webs de pago baratas, mejores conexiones y a mejor precio, expulsar a la piratería, modernizarnos y estar al nivel mundial. Odiándonos no conseguiremos nada. No he firmado ningún documento ni a favor, ni en contra de la dichosa ley.

Solo quiero un país civilizado, bien comunicado y con sentido del humor. Cuando me insultan me hago pequeño.

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