Película en Argentina

Lunes, 7 de enero de 2008

En Argentina
Ya puedo decir que he rodado una película en Argentina. Claro que me la he tenido que rodar yo mismo con pocos medios, la verdad. Es que es llegar a las cataratas de Iguazú y no sabes lo que te pasa. Empiezas a ver planos por todas partes. Selva, lluvia, ruidos… Y encima no te conocen que eso es lo mejor.



Pasé el fin de año con cuarenta. Con cuarenta grados. Estoy convencido de que el 2008 nos llevará a las puertas de Hollywood. Solo tienes que coger un avión y plantarte en Hollywood. Será por puertas.

Ya estamos aquí. Ya hemos vueeeeeeeeeeeelto.

Buenos Aires querido

Lunes, 31 de diciembre de 2007

Decidí que este fin de año, iba a pasarlo en pantalón corto. Podría haberme quedado en Barcelona, pero estoy seguro que hubiera pillado el tercer resfriado del otoño/invierno. Así que estoy en Buenos Aires. Este es mi gran viaje pendiente a la Argentina y lo cierto es que mo me ha defraudado lo más mínimo. Buenos Aires es excesiva, luminosa, orgullosa, un poco sucia, sorprendente. Aquí hay trece millones de personas tirando del carro, bebiendo mate, soñando con Maradona, marchándose de vacaciones (¡DE VERANO!), confiando que la nueva presidenta Cristina, encuentre el rumbo adecuado para sacar a un gran país de un gran fracaso.

Al segundo día, ya contacte con la televisión local. Estuve invitado en el programa de Jorge Guinzburg «La Biblia y el calefón», de Canal 13. Guinzburg es un veterano rápido, brillante y divertidísimo. Un lujazo participar en su programa que va emitirse el próximo dia 7.

He comido toda la carne asada que me toca para el 2008 y he andado tantos kilómetros que me estoy planteando volver a pie hasta Barcelona. También he hecho miles de fotos que van invadir Captura y he dejado de pensar en
el programa. Eso es bueno. Ahora me voy a la cancha de Boca. Otro santuario popular.

Otra vez

Sábado, 11 de agosto de 2007

¿Qué pienso de que me hayan pillado otra vez en la playa los del infraperiodismo?
Pues que es una buena noticia para las ONG. Ya conseguimos 100.000 euros con las anteriores fotos y sus respectivas sentencias a nuestro favor. Pero ellos insisten. Y yo, también. Vamos a denunciarles de nuevo. Lo haré siempre. Nunca tiraré la toalla en este sentido. Hay que desenmascarar a esas publicaciones que amparándose en la libertad de prensa, argumentan lo de que «eres un personaje público». No. Nuestra intimidad (como la de todos), está amparada por la Constitución y, ya que pago mis impuestos religiosamente y no vivo en Andorra, pido que esa ley me proteja y sancione a los que la pisotean. La pisotean y luego se forran a nuestra costa. No pueden mezclar a los «profesionales» de las revistas, con los que hemos dicho setenta mil veces que no queremos salir. Lo que pasa es que las multas, en este país, son demasiado baratas. A las revistas no les supone nada pagar las sanciones y seguir con lo suyo. Y así se pudre el periodismo, por su cara más insidiosa y desagaradable.

Por lo demás, sigo en mi isla (y la de dos millones de italianos), dibujando, comiendo pescado, leyendo, durmiendo y contemplando el mundo desde la posición horizontal. Un gran paréntesis hecho para ser vivido en pantalón corto y camisetas sin mangas. He debutado con mis dibujitos en la revista de verano de EL PAIS. Gracias Juan.

Hombre con perro

Mientras tanto, el programa para laSexta es un volcán aparentemente dormido, pero activo. Sigo atentamente las evoluciones del diseño gráfico y de decorados que coordinan Frankie de Leonardis y Esther Alonso. Están dibujando y construyendo nuestra nueva casa y pinta muy bien. Llegan un montón de mensajes de apoyo de nuestros seguidores. De todos los que van a sintonizar laSexta a partir del próximo 17 de septiembre. Bien.

31 grados

Martes, 24 de julio de 2007

Dejo mi aislamiento por unas horas y paso por Barcelona, camino de Madrid. Se acerca la noticia que todos estamos esperando: la continuidad de nuestro programa en otra cadena. Ya quedan pocas horas… Mientras tanto, la ciudad se achicharra y se apaga. Pero se apaga de verdad, porque se ha ido la luz y se ha quedado a oscuras. Un pedazo de avería de esas que les gusta a los periodistas. La radio vuelve a jugar un papel importante y va informando de lo que sucede. Mejor eso, que quedarse una hora colgado al teléfono de Fecsa Endesa que , como es habitual, indica que «espera que todo se solucione en breve». Lo mismo que dijo Kofi Annan, cuando dejo la ONU. Los apagones, dejan siempre en bragas a la modernidad. De repente recordamos nuestra vulnerabilidad y empezamos a buscar velas por todos los cajones. Y ya sabemos que en los cajones, suele haber de todo menos velas.

Yo, por si acaso, me he quedado en casa toda la mañana aplatanado. Compruebo que los de el jueves ya tienen operativa la web que había sido silenciada. La portada es cojonuda: Leticia de flor y Felipe de abeja apunto de fertilizarla. Punto y final para la polémica y las ventas de la revista que, a buen seguro, se van a disparar. Dicen que hasta se subasta la portada «maldita» en el e-bay. Si quieres dar importancia a algo, prohíbelo.

Me cruzo con un tío por el paseo de Gracia que me pregunta con complicidad: ¿Qué tal el ocho? ¡El ocho! Como soy muy educado, le digo que bien, muy bien. La verdad es que me gusta el número, pero desconocía que eso era de dominio común. La ciudad es más mestiza que nunca. Barcelona ya es , en toda regla, un destino turístico de primer orden. A mi eso me gusta. Siento algo parecido al orgullo. Orgullo de ciudad. Cuando veo que un turista consulta un mapa, pienso que se siente atraído por algo que yo quiero y, eso, no deja de ser bueno. ¿Se puede querer a una ciudad? Pues sí. La ciudad como escenario silencioso. Como el decorado de nuestras vidas.

Me he comprado Rayuela de Cortázar para saborearla en las tardes sofocantes. Me he leído «Plataforma» y la verdad es que me ha decepcionado un poco. Compro papel. Hay muchas cartas por escribir y todavía más dibujos por nacer.

Sufrimiento ibicenco

Martes, 17 de julio de 2007

Una extraña maldición, persigue a Eivissa desde hace tiempo. El año pasado fueron las autopistas y, este verano, le toca el turno al chapapote. Ya sabrán que un carguero embarrancó incomprensiblemente a la salida del puerto y se vino abajo como un juguete roto y maloliente, impregnándolo todo de fuel. El viento, que soplaba de levante, puso el mar en ebullición (como cabreado) y otra vez a sufrir. Lo que se ve en la foto, es una tranquila cala invadida por una especie de churros de papel absorbente que se impregnan de lo viscoso. Parece una tontería, pero funcionan.
Chapapote
En otro orden de cosas, me chocó leer que un importante empresario de la noche, se quejaba en una revista de «cómo había cambiado la isla». Se quejaba precisamente él, que se ha forrado con el cliché de isla de excesos y vicios que entre todos han construido. El que se quejó fue el pueblo, los votantes, que han relegado a la derecha a la oposición, en las últimas elecciones. Siguen teniendo el dinero, pero ya no podrán hacer y deshacer a sus anchas. La autopista, quedará, para siempre, como la herida de una isla mágica que está pidiendo a gritos que la respeten por tierra, mar y aire.

Ver más