Ya sabemos que Berto se parece a mucha gente. Y viceversa. Periódicamente van saliendo (y propagándose) parecidos razonables. Algunos más agradables que otros. El último nos traslada cuarenta años atrás. Una espectadora nos hizo llegar la foto familiar donde la «tía Aurita», una monja, parece Berto. Escalofriante. Tanto que decidimos enseñarlo a todo el mundo y disfrazar a nuestro compañero para ese viaje en el tiempo. Fue inolvidable. Como prueba, la foto de Marta Libertad.
La monja Aurita
¿Superhéroes?
Después de setenta y cinco años, los superhéroes siguen dando la brasa.
Viajar cómodo
Encontré estas fantásticas zapatillas en un escaparate de Madrid. Discretas, con la fiabilidad de haber sido fabricadas en China, con apariencia de ser muy cómodas y, sobre todo, baratas. ¡Solo 3 euros! Me compré las atigradas rojas (las amarillas llevaban cartón) y las voy a llevar siempre de viaje. Incluso puede que me las ponga en los largos vuelos transoceánicos. Mucho mejor que las que te regalan en los hoteles. ¡Dónde va a parar! Solo hay un problema: al ser talla única me cuelga un poco el talón. Nada grave. Ya me acostumbraré.
«Fotodiario» en El Periódico
¿Probando, probando?
Berto Romero replica mi post «Probando, probando…» desde su blog con «¿Probando, probando?«, que reproduzco a continuación.
Una nueva humillación totalmente grauita hacia mi persona por parte de Andreu Buenafuente. Esta vez, la ha perpetrado en su blog, en un post titulado «Probando, probando…». En él, y con la ridícula excusa de hablar sobre los preparativos del nuevo programa, aprovecha para publicar un foto muy humillante en la que se me ve con la cabeza envuelta en film transparente cocina (me estaban sacando un molde de la cabeza, yo qué se para qué). Pero Andreu no es muy listo, y quizá ya no recuerda que a él también le han hecho un molde de la cabeza, y tengo también fotos del proceso.
Un proceso innecesario totalmente, ya que para hacerle una peluca lo único que hay que saber es que hay que comprar la más grande. Ya ves Andreu, que la venganza no es un plato que se sirve frio. Calentito y ahora mismo, camarero, que vengo hambriento.
Y esta vez pienso tomar la delantera. Veo tu foto del plástico y subo la apuesta a una máscara de pasta rosa. No quiero que nos hagamos daño, pero esta espiral de humillación tiene mal aspecto.