La proximidad del programa nos acerca al fascinante mundo de las pruebas, los ensayos y todo eso que haces para que lo que haces luego quede bien. Estos días, es fácil ver por El Terrat o por el nuevo decorado, gente con planos, muestras de tejidos, cintas métricas, filtros de luz, botes de pintura, clavos, hablando por un intercomunicador o con una bolsa de plástico en la cabeza.
Berto estaba de esta guisa cuando me lo encontré. Según él, estaban tomándole medidas de la cabeza para el departamento de maquillaje. (Supongo que las medidas del año pasado no valen, puesto que a lo mejor ha aumentado su «cubicaje»). Yo también pasaré por ese trance y acabaré con todas las existencias de plástico de Barcelona. Todo sea por el espectáculo. ¡A probar que el tiempo se acaba!