Ella me miraba y yo le devolvía la mirada. Fíjamente, casi sin pestañear. Como en una película de Sergio Leone. Así estuvimos unos cinco minutos. Luego yo me fuí y ella siguió mirándome. Creo que todavía sigue allí.

Ella me miraba y yo le devolvía la mirada. Fíjamente, casi sin pestañear. Como en una película de Sergio Leone. Así estuvimos unos cinco minutos. Luego yo me fuí y ella siguió mirándome. Creo que todavía sigue allí.
«Instalación» casual con el amor como tema en la cocina de mi casa. Hace tiempo nos regalaron la palabra, en francés que es más romántico, y ahí sigue, reivindicándose a sí misma. Después, haciendo pruebas en mi estudio, aparecieron dos corazones relacionados, vividos, aguantándose, necesitándose… Pensé que las dos piezas podían convivir y hasta explicar un poco el mayor y más poderoso de los sentimientos. ¿Sirve?
«Fotodiario» en El Periódico