Se cierra el círculo

Lunes, 16 de marzo de 2015

A veces me pregunto por qué pinto. Es una pregunta un poco absurda porque pintar, dibujar, es una expresión, una necesidad, una terapia… Es un montón de cosas. Voy acumulando obras, algunas mejores que otras pero todas responden a un momento, a un estado de ánimo, a unas ganas de experimentar y, sobre todo, de pasármelo bien. También tengo la costumbre de regalar algo de lo que hago. Normalmente, me aseguro de que a la persona le hará ilusión ya que de lo contrario no tiene ningún sentido. Cuando esto sucede, es como si se cerrara el círculo de la creación. Esto es lo que me sucedió con mi amigo Ernest. Le regalé una pintura porque es un buen amigo y tiene mucha sensibilidad para el arte. La sorpresa (agradable) fue comprobar que la ha enmarcado y la ha incorporado a su fantástica colección, algo que sin duda me supera. Fui a ver a mi (su) criatura. Y ahí estaba, orgullosa y digna, al lado de algunos consagrados. Por cosas así, vale la pena seguir pintando.

Quadres

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