Lo recuerdo como un programa difícil o complicado, a priori. Una tarde/noche que era un reto. Tenía por delante dos entrevistas para hablar de una peli dura sobre la guerra civil y sus consecuencias («La trinchera infinita») y una serie documental sobre el final de ETA. ¡Casi nada! Antonio de la Torre y Jon Sistiaga, cada uno con lo suyo me iban a abrir las puertas de sus mundos, sus trabajos.
¿Y qué paso? Pues que me lo pusieron muy fácil. Que conseguimos contarlo todo con madurez, sin frivolidades pero, además, en el marco de un programa de entretenimiento.
El equipo de guión y Raúl Cimas me ayudaron a conseguirlo. Y yo me sentí, al acabar, como si hubiera aprobado una asignatura complicada. Un late cuenta la vida y la vida a veces es dura, cruda y áspera. Me volví a sentir orgulloso de un programa maduro que puede transitar por todos los territorios, también el serio y humano. El que nos habla de cuando somos violentos e injustos.
La peli es un peliculón, por cierto, con Belén y el propio Antonio en estado de gracia. La serie de Jon es honesta, esclarecedora y muy bien trabajada.
Los buenos profesionales lo hacen todo más fácil.