Academia de televisión

Domingo, 25 de noviembre de 2007

Las galas siempre son largas. No pueden ser de otra manera. Cuando Manuel Campo Vidal, me encargó la de este año creí que era mi obligación dar el callo. Si hace unos años me había quejado de lo poco que nos representaba y ahora me pedían dar mi versión, no podía esconderme. Por eso acepté. Porque no todo va a ser quejarse. Siempre he creído que podemos cambiar las cosas, a base de esfuerzo y empeño. No sé si lo conseguimos, pero de nuevo me siento orgulloso de mi equipo. Un equipo, no lo olvidemos, que hace un pedazo de programa diario en Barcelona y que se trasladó al casino de Aranjuez para la ocasión. Otra vez, sensacionales.

Recogí un montón de felicitaciones que comparto con todos y cada uno de los que trabajaron. Luego, me tomé un día de descanso y le dejé el paso libre a mi admirado Berto. Ya hablaremos de eso. Antes, una opinión. La Academia debe abrir todavía más sus compuertas para que se equilibre la representación de las cadenas y, por lo tanto, los premios. Lo de «Cuéntame», sin restar méritos a la serie, empieza a ser un cachondeo. No es normal. En España, se realiza mucha más ficción y es sano y saludable que se reconozca. Hay que ajustar eso y un montón de cosas más.

Por lo que a mi respecta, no me preocupa lo más mínimo que no nos premiaran. Solo me sabe mal por José Luis Rodelas, uno de los mejores iluminadores de la tele, que debutaba como nominado. Mejor que no nos dieran nada. Resultaba incómodo, recoger y presentar. Es igual. El premio es trabajar. En la tele es así. El premio es tener un proyecto propio que no te sonroje. Creo que Campo Vidal tiene mucho trabajo por delante.

Las crónicas de los periódicos, al día siguiente, reflejaban la ligereza de los que no nos toman en serio. Ojalá algún día podamos demostrarles a los escépticos que la tele no solo es la telebasura. Que hay un montón de románticos y creativos. Gente por encima de las cuentas de explotación de las cadenas y sus directivos transalpinos. Profesionales que hemos escogido un oficio que nos encoge el estómago y nos hace vivir al filo, pero que es uno de los más bonitos del mundo porque da felicidad y entretenimiento. Eso es la tele. Eso debería ser.

Enviar un jamón

Miércoles, 24 de octubre de 2007

Me encanta cuando el programa entra en la vida de la gente. Entra en la vida con su permiso y su colaboración. Sin morbos, ni pornografía sentimental. Ahora lo llaman teleralidad, pero tengo la impresión que los de El Terrat venimos haciéndolo hace mucho tiempo, quizás sin saberlo, en su vertiente más divertida y agradable. La gente tiene una verdad que engancha.
Silvia en el sofá
Este sería el último ejemplo: contactamos con Silvia a través de la sección «Le puedo ayudar en algo», con la ayuda de las nuevas tecnologías. Así es como Silvia apareció en pantalla por la webcam, desde su casa en Connecticut. «Me haría ilusión comer jamón». Dicho y hecho. Le mandamos un jamón a su casa. Y pan de pagès y tomates, para que recordara su añorada Catalunya. Estos son unos momentos televisivos que me encantan.
El jamón sobre la mesa
De repente, la tele puede cambiar las cosas e incluso mejorarlas. Como lo de ayer, cuando mandamos a un espectador a Los Angeles para ver el retorno de Eagles. Se lleva a un amigo «el desviado» y una cámara. Cuando vuelva, lo veremos. Si es que vuelve. «Igual me quedo, ¡eh!», me dijo el Tete.
Silvia cortando el jamón

Boadella no vendrá

Martes, 23 de octubre de 2007

Hola Albert,
he parlat amb l’Albert Boadella, us agraeix la invitació però prefereix no acceptar-la, no és el tipus de programa on se senti a gust. Gràcies per l’interés, salutacions cordiales,

Cristina Ferrández
Els Joglars

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Hola Cris,
gràcies per la sinceritat. Un dels grans enigmes de la humanitat, és saber on es troba a gust Albert Boadella.
Fins sempre.

Andreu Buenafuente
El Terrat

Bravo por Millás

Miércoles, 17 de octubre de 2007

Desde siempre (que yo recuerde), he sido un fan de Juan José Millás. Me parece uno de los escritores más originales, uno de los columnistas más sinceros y directos, uno de los periodistas más honestos y un colaborador brillante de radio. Lo creo sinceramente y no pierdo ocasión de proclamarlo.

De repente lo oigo en «La ventana» de la ser y tengo que mandarle un sms a Gemma Nierga felicitándola. ¡Es brillante y sorprende! Para mí es tan importante una cosa, como la otra. Piensen en comunicadores que les sorprendan. ¿A qué hay pocos? Pues eso. Cuando estás al lado de Millás, sientes el aire de la genialidad, de lo irrepetible y del talento. Es una sensación gratificante. Me pidió que le presentara su último libro «Laura y Julio» en Barcelona y fui con fiebre. No podía perdérmelo.
Juan José Millás
Me encanta que haya ganado el Planeta, a pesar de que cada vez creo menos en los premios. Puestos a darlos, mejor que se lo lleve un creador que no nos defraudará, que se compromete con lo que cree, que dice lo que piensa y que ha hermanado en su narrativa, la literatura y el periodismo como muy pocos lo han conseguido en lengua española. ¡Que lo disfrutes Juanjo!

En cuanto a Boris Izaguirre, reconozco que me va a costar «creerme» su novela, por el recuerdo demoledor de aquellas noches marcianas de pantalón (y calzoncillo) bajados. Pero lo voy a intentar para no quedarme instalado en el prejuicio. A mi también me encantan las frivolidades, pero enseñar el cacahuete, encima de una mesa, supera todos mis limites. Me leeré los dos libros. Los dos me caen bien. «Somos como Batman y Robin», dijó Boris ayer en el programa. Fue un momento televisivo tenerlos a los dos. Una gozada.

Luis Aragonés y las cámaras ocultas

Martes, 16 de octubre de 2007

Las cosas se ponen en su sitio. Ayer escuché El Larguero y José Ramón de la Morena, le puntualizaba a su corresponsal con la selección española que de cámara oculta nada. Me pareció bien y justo y se lo he dicho. El Follonero consiguió una exclusiva con la rajada sobre Raúl, porque estaba allí (sin poder entrar a la rueda de prensa), con un pedazo de cámara que Aragonés no vio y mira que era grande. Que no lo veas, no significa que esté oculta. La matización de José Ramón de la Morena tiene valor porque se desmarca de esa tendencia tan española de «la exclusiva es de otros, por lo tanto no existe». Es muy típico. Lo notamos ahora que estamos en laSexta y, de repente se retiran, por arte de magia, algunos apoyos anteriores, por política de empresa. Que triste y que falta de profesionalidad.

Una vez me dijo un gran periodista : «La peor censura que existe, es la que marca el dueño de la cabecera». Entonces no lo entendí. Ahora sí. Yo creo que todo esto son «collonades», como decía Josep Plá. A la audiencia, le trae al fresco la guerra de medios. Tan solo ven que es ridículo no poder saber TODO lo que pasa. Los profesionales deberíamos estar al margen de las estrategias y rabietas de nuestros jefes/empresarios. Yo, que no soy gran cosa, jamás toleraría que me dijeran «esto ignóralo que no es nuestro» o «no vamos a traer a éste o decir esto porque le hacemos un favor a tal o cual». Es una mezquindad. Mi único compromiso es con la audiencia a la que le debemos imparcialidad y honestidad. Nuestra libertad es su libertad. Suena muy grandilocuente pero es lo que hay.

En momentos de presunta «crisis» entre medios (repito: la gente ni se entera), se comprueba la catadura moral y ética de los profesionales. Que cada cual duerma como pueda.

¿Y Aragonés? Pues es un buen técnico, con malos modales. Un sabio despistado que no lee los tiempos actuales. Y ya está. Por cierto: El Follonero es el mejor reportero del país en estos momentos. Y no va oculto. Da la cara, dispara verdades y se ríe de TODO.

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