Las ruedas pinchadas de la izquierda

Jueves, 1 de noviembre de 2012

Genial viñeta de Toni Batllori el pasado jueves en La Vanguardia: un periodista, micrófono en mano, pregunta a Rubalcaba -que conduce una furgoneta con las siglas PSOE y la rueda pinchada-: «¿Cómo está?». «Bien. Soy optimista», le contesta. Y añade: «Todavía nos podemos estrellar en Cataluña».

Resume muy bien el momento de la izquierda en España: normalidad (aparente) ante el descalabro y una impostura pública que no hay manera de creerse ni hartos de vino. Hay alguna corriente crítica, es justo decirlo, pero lo que predomina es ese discurso habitual ante los trompazos electorales: «Bueno, la política son ciclos y ahora hay que hacer una lectura en profundidad para recuperar la confianza de nuestros electores». Vale, ¿y eso cómo se hace? Ya que apelan a una lectura profunda, sería bueno plantearse algo terrible para el PSOE: la gente con ideas de izquierdas, la gente crítica con el Estado, sus recortes, su sumisión a la banca y a una Europa calvinista, ya no cuenta con el PSOE. (No cuentan con ningún partido en realidad). Es como si hubiera otra izquierda, nueva y urgente, que se opone a los desahucios, que rodea el Congreso, que planta cara a los bancos, que dispara verdades desde la rabia del presente y la incertidumbre pastosa y viciada del futuro. Esa gente no reconoce a Rubalcaba como líder, ni a Navarro en Cataluña, donde se juega otra batalla más compleja y profunda.

Ya no es que el neumático esté pinchado, es que el coche no sirve, es que las carreteras no sirven, es que los mapas que nos dan para salir del atolladero no gustan, no parecen justos ni adecuados. Así las cosas, cuando los GPS indican continuamente a la derecha, la izquierda se busca y no se encuentra. Y, cuando lo hace, el PSOE no sale por ningún lado.

«El Berenjenal» en Interviú.

Burbujas

Jueves, 18 de octubre de 2012

Mira que me lo tengo dicho: «No estés tan pendiente de la actualidad económica, que te va a dar algo». Pero, a veces, no me hago caso a mí mismo. Y estoy todo el día pegado a la red, a las radios, a la prensa tradicional para saber qué pasa, para intentar entenderlo, rebuscando verdades entre los discursos políticos erráticos. Desbrozando los datos de sus interpretaciones interesadas. ¡Un currazo! Los últimos días han sido especialmente duros (parecía imposible, ¿eh?), porque ahora ya nos hablan abiertamente de un empeoramiento para 2013. Rescate con otro nombre, muchos más recortes sociales, más paro… No me extraña que haya un tío que quiere saltar desde la estratosfera. Lo que sucede es que se ha equivocado de dirección. Lo suyo es saltar desde la Tierra y salir disparado hasta arriba, hacia donde sea con tal que sea fuera, lejos…

Estaba, pues, en mitad del barro informativo, cuando me dio por leer un comentario a una noticia de un tal Saurión en eldiario.es. Me parece directo, clarividente y crudo. Sin su permiso (discúlpeme), lo voy a reproducir íntegramente. Escribía: «El negocio del capital es el préstamo con usura, no existe favor ni existe rescate, nos fuerzan a aceptar sus préstamos cediendo soberanía, no es guerra del norte contra el sur ni de Dios contra el Diablo, es algo más simple: los bancos, por avaricia, se cargan su negocio y descubren su continuidad con el sometimiento de los gobiernos (estados) a una deuda infinita y por tiempo indefinido. Estoy convencido que saben que como cualquier burbuja estallará, pero mientras tanto siguen haciendo caja. El 'ser humano' ni se lo plantean, por tanto la cosa es más seria que tú o yo, vamos los dos juntos de cabeza». O sea, que estamos en una burbuja prestamista enloquecida, dentro de la otra burbuja pestilente llamada «crisis». Vuelvo a la cama.

«El Berenjenal» en Interviú.

Las ventanillas de los aviones

Viernes, 5 de octubre de 2012

Mitt Romney, candidato republicano en las próximas elecciones norteamericanas, dijo que no entendía por qué no podían bajarse las ventanillas de los aviones. Luego tuvo que matizar y disculparse. Como cuando dijo que no le preocupaban los muy pobres porque esos ya votaban seguro a Obama. Más disculpas.

Creo que los políticos se dividen entre los que son capaces de decir sandeces y los que, aunque las piensen, se las callan. Malos tiempos para el gremio en todos los países. Eso ya lo sabíamos. Y por si no nos acordábamos, miles de personas lo recordaron rodeando simbólicamente el Parlamento español. La policía, siguiendo órdenes, se puso las botas a porrazos y pelotazos. Mal. Triste, violento… mal.

En estos momentos, en los que la política y sus profesionales están en el punto de mira de una sociedad muy cabreada, es cuando hacen falta más que nunca políticos de verdad. Hombres y mujeres dispuestos a escuchar a la calle, a actuar en consecuencia, a plantar cara al destino con políticas justas, adaptadas a los tiempos. Hombres y mujeres que se dejen sus convicciones inamovibles en casa y abran su mente a negociar lo que haga falta para el bien común. Hombres y mujeres de Estado. La situación es tan grave, histórica e importante que se llevará por delante a todos los políticos resultadistas, partidistas, interesados, antiguos e intolerantes. Solo sobrevivirán los que estén a la altura de las circunstancias y no menosprecien la fuerza más grande que hay: el poder de la gente. De la gente de la calle.

«El Berenjenal» en Interviú.

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