Todos tenemos un doble, dice la leyenda. El de Robert de Niro, vive en Buenos Aires, se dedica a la pintura y pasa sus horas en la plaza Julio Cortázar de Palermo Soho. Es el doble de Robert y, más concretamente, en la película «El corazón del ángel» y con el pelo blanco. Ya sé que estoy obsesionado con el «abogaaaaaaado», pero no me negarán que tiene su cosa.
Me quedé un buen rato mirándole, pero dio vergüenza pedirle un retrato en buenas condiciones. Nunca seré un buen fotógrafo, porque me falta morro. Me limito a robar, a capturar, escondido detrás de una botella de agua o de un café.
Robert de Niro
Buenos Aires querido
Decidí que este fin de año, iba a pasarlo en pantalón corto. Podría haberme quedado en Barcelona, pero estoy seguro que hubiera pillado el tercer resfriado del otoño/invierno. Así que estoy en Buenos Aires. Este es mi gran viaje pendiente a la Argentina y lo cierto es que mo me ha defraudado lo más mínimo. Buenos Aires es excesiva, luminosa, orgullosa, un poco sucia, sorprendente. Aquí hay trece millones de personas tirando del carro, bebiendo mate, soñando con Maradona, marchándose de vacaciones (¡DE VERANO!), confiando que la nueva presidenta Cristina, encuentre el rumbo adecuado para sacar a un gran país de un gran fracaso.
Al segundo día, ya contacte con la televisión local. Estuve invitado en el programa de Jorge Guinzburg «La Biblia y el calefón», de Canal 13. Guinzburg es un veterano rápido, brillante y divertidísimo. Un lujazo participar en su programa que va emitirse el próximo dia 7.
He comido toda la carne asada que me toca para el 2008 y he andado tantos kilómetros que me estoy planteando volver a pie hasta Barcelona. También he hecho miles de fotos que van invadir Captura y he dejado de pensar en
el programa. Eso es bueno. Ahora me voy a la cancha de Boca. Otro santuario popular.
La poesía y la ignorancia
Un hombre de mediana edad me preguntó hace unos días en Sevilla: «¿Puedo regalarle un poema?». «Hombre, pues claro». Nadie puede negarse. El hombre siguió caminando a mi lado, mientras arrancaba de su libreta estas estrofas. Se llama «Ignorancia» y es una declaración de principios. No pidió nada a cambio. Me dio el poema, sonrió y desapareció por la Alameda de Hércules.
Luego, comiendo una pizza, le dije al camarero: «Perdona, pero te pareces a Gustavo Adolfo Becquer». «Sí, sí. No eres el primero que me lo dice». Ya de vuelta, en el avión, escribí : «Las sorpresas son los atajos del destino». La poesía, la ignorancia y las sorpresas, se entrelazaban en el aire, entre las nubes, a miles de metros de altura. Me pareció ver a José Agustín Goytisolo sentado en la clase turista. Volví a mirar y ya no estaba.
¿Dónde está Elsa?
Pasó por Sevilla, como yo. Y se dejó su tarjeta VISA allí. Yo no. La tengo en mi poder y me propongo comprobar la capacidad de la red para encontrar algo que buscas. O que te encuentren. Deduzco que se trata de una mujer nórdica (¿sueca?) y que seguramente ya la habrá anulado. Por si acaso, yo no la utilizo y lo voy a decir en mi programa. Este es mi souvenir de Sevilla, pero hay muchos más.
Estuve con Mia Font en el encuentro Evento Blog y quedé impresionado de la vitalidad del fenómeno. Me tocó charlar sobre «mi diario» en internet y reconocí, de entrada, que iba más a aprender que a sentenciar. También lancé un reto: hay que aprovechar mucho más los recursos parar inundar de creatividad y de libertad la red. Más ideas y menos sexo barato e insultos. (¿Se llaman trolls, los gilipollas no?). Bueno, pues eso.
Los bloggeros son gente con talento y ganas de comunicarse. Eso les hace diferentes y atractivos. Mia Font es una institución. Nuestro hombre de internet desde el principio de los tiempos, es de los más respetados. Eso no se va a ver reflejado en su sueldo, pero si en mi consideración que ya era alta.
Gracias por la hospitalidad de la organización y al hotel Barceló Renacimiento que tenía treinta congresos simultáneos. Uno de ellos en el mega hall del hotel. Salía de mi habitación y había un montón de gente sentada y otros hablando no sé de qué.
Prometo seguir utilizando la red, para llenarla de contenidos. Lo mejor está por llegar.
Sufrimiento ibicenco
Una extraña maldición, persigue a Eivissa desde hace tiempo. El año pasado fueron las autopistas y, este verano, le toca el turno al chapapote. Ya sabrán que un carguero embarrancó incomprensiblemente a la salida del puerto y se vino abajo como un juguete roto y maloliente, impregnándolo todo de fuel. El viento, que soplaba de levante, puso el mar en ebullición (como cabreado) y otra vez a sufrir. Lo que se ve en la foto, es una tranquila cala invadida por una especie de churros de papel absorbente que se impregnan de lo viscoso. Parece una tontería, pero funcionan.
En otro orden de cosas, me chocó leer que un importante empresario de la noche, se quejaba en una revista de «cómo había cambiado la isla». Se quejaba precisamente él, que se ha forrado con el cliché de isla de excesos y vicios que entre todos han construido. El que se quejó fue el pueblo, los votantes, que han relegado a la derecha a la oposición, en las últimas elecciones. Siguen teniendo el dinero, pero ya no podrán hacer y deshacer a sus anchas. La autopista, quedará, para siempre, como la herida de una isla mágica que está pidiendo a gritos que la respeten por tierra, mar y aire.