Los triunfos pueden tener una cara oculta, una consecuencia. La gran victoria de la selección en el mundial, ha desatado una furia comercial de recuerdos. Esta muñeca (que da un poco de miedo) es una prueba de ello.
La otra cara del éxito
¿Balón de oro?
El nombre ya suena trasnochado. ¿Un balón de oro? Parece el capricho de un dictador africano. Lo segundo: ¿nos hacía falta entrar en esta dinámica comparativa y frustrante de a ver quién es mejor? Este premio, de peligrosa amenaza fraticida para los del Barça, es un cuento chino que la FIFA ha organizado y pautado con el culo. ¿Mejor del mundo o mejor del año? ¡Que se aclaren, hombre!
Los grandiosos, modestos, nobles y brillantes Xavi e Iniesta, no se merecían el papelón. Ni Messi, que no sabía donde ponerse. Hace mucho tiempo que pienso que los premios sacan lo peor de nosotros: vanidades, competitividad absurda, comparaciones innecesarias y un largo etcétera. Este era el año de la cantera del Barça. El año del triunfo de los currantes y artistas contra los mediáticos engominados.
Y así quedará en nuestra memoria, diga lo que diga la FIFA. Y ganar el Mundial fue una pasada. A ver si nos vamos a olvidar.
Bucle de honor
Estoy en El Prat. Me llevo para el viaje el último libro de Mendoza «Riña de Grillos». Excelente. Paso por una librería del aeropuerto y allí estamos todos juntos. Un bucle. Un honor.
Tradición
Soy un gran seguidor y admirador de la tradición del «caganer», la figura que defeca en los pesebres catalanes. De todas formas, visto el ejemplar de más de cuatro metros en el Maremagnum de Barcelona, creo que hemos llegado demasiado lejos.