Esperar

Martes, 26 de junio de 2012

Son tiempos para esperar. Estamos esperando e intentando no desesperar. La frontera es muy delgada. En general, estamos esperando a que las cosas mejoren y la rueda del bienestar, del trabajo, de la dignidad y de las oportunidades, vuelva a girar.

Sí, vale, ya sabemos que nada va a volver a ser como antes (esa letanía de la que nos quieren hacer culpables) pero la parálisis actual no trae nada bueno. Es agua encharcada. Mosquitos, enfermedades, tiburones… mal, muy mal. Estamos esperando (por ejemplo) a que el millonario de Las Vegas ponga su dedo en el mapa. Barcelona o Madrid. ¿Nos gusta ese modelo de negocio? La Generalitat dice que «no nos puede no gustar» con el panorama actual. ¿Nos estaremos vendiendo por un plato de lentejas? ESPEREMOS que no.

Estamos esperando a que se formalice de una vez la fusión Antena 3-laSexta, sumidos en un vergonzoso entramado de trámites burocráticos que solo frena (todavía más) la industria audiovisual española. En ese compás de espera, está nuestro nuevo programa. Como un coche de Fórmula 1 en unos boxes sin mecánicos y sin gasolina.

En Catalunya, estamos esperando saber (y ver) cómo será la nueva etapa de Eugeni Sallent al frente de TV3, la mejor tele autonómica de España. Una tele en la que nos criamos los de El Terrat, pero a la que es muy difícil acceder actualmente. Y ya no te digo para las pequeñas productoras con talento que buscan una oportunidad. ¿Por qué? Porque tiene una reestructuración interna pendiente que la haga más operativa. Yo quiero lo mejor para TV3 y lo quiero todo. Quiero (ESPERO) que llegue a un buen acuerdo con sus trabajadores y que vuelva a ser la gran plataforma de la mejor televisión del país. ¿Cómo se hace? No lo sé. Yo no soy el director. Yo, espero.

Parece que España entera es una gran sala de espera. Los médicos todavía no han salido para decirnos si se salvará el paciente. Pero, antes de que salga, lo que tenemos muy claro es que queremos vivir. Y lo queremos con todas nuestras energías.

La espera

Donald Trump

Viernes, 22 de junio de 2012

Que dice Donald Trump (el millonario/tiburón del peinado imposible) que ahora es un buen momento para «aprovecharse» de la situación española e invertir aquí. Sostiene que España tiene «fiebre» y propone sacar pasta de nuestra flaqueza.

El capitalismo salvaje era esto. No importa que tengas un accidente. En lugar de atenderte, paras, robas la cartera al herido y te piras. Así ha construido su imperio, con esos rascacielos que suben al infierno en lugar de al cielo. Doland Trump, que valoró presentarse a presidente de los Estados Unidos, es el tío que inició una campaña de acoso a Obama, pidiendo que desmintiera sus orígenes árabes y acreditara su nacionalidad verdadera. Obama lo hizo.

A mi, Trump me recuerda a Sheldon, el de los casinos que nos ronda y en pocas semanas dirá si Eurovegas aterriza en Madrid o en Barcelona. Son gente que no quieren un mundo mejor.

Cráneo

La situación

Martes, 12 de junio de 2012

Me enteré de lo del rescate a España o la financiación o como quieras llamarle al desastre, de viaje por Israel. Menos metáforas y más concentración que caen chuzos de punta como flechas disparadas por una tribu (centroeuropea). A mi no me importa si Rajoy se va al fútbol o no. Lo que me importa es saber si este hombre y su gobierno es consciente del bloqueo de las economías de todas las empresas y familias del país. Como la pasta de Bruselas no circule y vuelva a regar de sangre todo el sistema financiero pero de verdad, aquí se va a liar una guapa.

El caso es que estábamos en Tel Aviv, trabajando, y las paredes de la ciudad (como la de esta foto) me recordaban que en todas partes cuecen habas. Que todos, en algún momento, le han visto las orejas al lobo, al miedo, al conflicto… Los israelitas, con sus religiones cruzadas y esa tensión que está pero no está, saben mucho de malos tragos. Y nosotros, los españolitos, debatiendo acaloradamente cómo demonios hemos llegado hasta aquí y si nos vamos a enterar de una vez por todas que el capitalismo como lo hemos (mal) entendido es una ballena herida que lo arrasa todo a su paso.

Hablamos y hablamos. Pusimos nombres y apellidos al desaguisado, brindamos por un mundo más justo. Allí, en aquella última playa del Mediterráneo había cabreo pero también esperanza. Como mínimo, nos desahogamos.

Todo está conectado. Obama ve peligrar su reelección si Europa se rompe. Estados Unidos debe su dinero a China… Vamos que, un día de estos vamos a cambiar Alemania por China y se van a acabar los chistes sobre los asiáticos. Es como si todo el mundo anduviese con los pelos de punta como el dibujo de la foto. Nunca un trazo, contó tantas cosas. Pelos de punta, sonrisa quebrada, ojos como platos…

La situación

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