Lleva media vida ante nosotros y parece el más moderno de todos. Es un poeta disfrutón, hombre de calle y de buenas (muy buenas) canciones. Siempre fue un avanzado y eso nunca se pierde, más bien al contrario. Se reinventa, se da tiempo, rechaza lo previsible. Se diría que si no se divierte no trabaja, si no prueba cosas no se mete en harina. Si hay que esperar se espera, que llevamos todos mucha prisa para no llegar a ningún lado.
Y así es como Kiko maneja los tiempos y piensa con calma y con sorna. Como debe ser. Me gustó estar a su lado. Escucharle y embobarme cuando cogió la guitarra y nos hizo cantar a todos.