Un poquito de descanso que también nos lo merecemos. Un poquito de mar, de un cierto silencio, un no hacer nada. Hay que parar para volver. Porque siempre volvemos. Y no olviden ir al cine. Hay una peli que se llama «El pregón». Dicen que es muy graciosa.
Y ahora…
La actriz Belén Cuesta
Aprender de Sacristán
Los mejores lo son por algo. Son una suma de experiencia, de talento, de oficio y de perseverancia. Cuando estás con José Sacristán no quieres perderte ni una palabra de lo que dice, de como lo dice y de por qué lo dice. Este hombre rezuma honestidad y sabiduria. Ama su trabajo, lo respeta y lo sabe definir: «se trata de jugar».
El de Chinchón es una lección de vida con patas y nosotros tuvimos la inmensa suerte de que pasara unos minutos en el programa. Es de los (escogidos) invitados que mejoran los programas. Todos nos emocionamos. El joven Pepe tiene cuatro películas por estrenar. Ya es una leyenda.
El placer de sentirte bien acompañado
Eso es lo que busca todo presentador de este tipo de programas: sentirse bien acompañado. Estar con alguien que casi «se entreviste solo». Alguien con encanto, con cosas que contar, que transmita amor por lo suyo y que sea una persona simpática, con luz. Todo eso sentí la noche en la que vino Martirio. Y encima cantó y encajó el «homenaje» de la Niña. Muchas gracias.
El tito George
Le gusta que le llamen así: «tito George». Un tipo entrañable y muy buen compañero de rodaje. Cuando vino a hablar de lo suyo no pudimos evitar hablar también de «El pregón», donde (re)aparece en el cine. Y lo hace como un clásico generoso. Al servicio del proyecto. Me ha encantado conocerle y le deseo lo mejor para su «Qué fue…» Carismático y autoparódico. Bien Jorge, bien «tito» George.