Hay gente así. Muy poca y por eso son tan especiales.
El actor Jesús Vidal es inspirador, encantador, buena persona, razonable y con sentido del humor. Lo tiene todo. Por eso nos inspiró una grandiosa imitación de Raúl Pérez que pudimos abordar con su complicidad. Todos nos emocionamos, convencidos de que habíamos rozado un buen momento televisivo. Nos hizo mejores. Gracias Jesús.
Vino Eduardo Blanco (actor que admiro y que representa ‘EL PRECIO’ en Pavón Teatro) y yo decidí darme un «regalo».
Le pedí si le importaría hacer un viejito después de verlo en escena dando vida a un maravilloso anciano en la función de Arthur Miller. Yo me apuntaría también y sería un dialogo improvisado. Dijo que sí y yo me sentí feliz.
Son esas pequeñas cosas (placeres) que me recuerdan por qué hago televisión. Gracias Eduardo, una vez más.
Como fan acérrimo de Groucho Marx debo decir que no podían hacerme mejor regalo los guionistas de 'Late Motiv' con la pieza de anoche. Por eso lo hicieron: porque no lo saben. «Un día de estos voy a pensar seriamente en pagarles» (dicho a lo Groucho).
Meterte en la piel de un clásico es un ultraje amigable que proporciona una gustera estratosférica. Me dió por andar y andar. Y surgió la magia. Un tema tan complejo como «El Procés» por fin podía ser diseccionado a machetazos de ironía. Yo solo hice de medium cómico. O sea la mitad de un cómico. La otra mitad era un genial señor con bigote que era el más libre y gamberro de aquel mundo en blanco y negro.
Bendito seas Groucho y gracias por la parte que no te toca.