Estoy en El Prat. Me llevo para el viaje el último libro de Mendoza «Riña de Grillos». Excelente. Paso por una librería del aeropuerto y allí estamos todos juntos. Un bucle. Un honor.
Bucle de honor
Tradición
Soy un gran seguidor y admirador de la tradición del «caganer», la figura que defeca en los pesebres catalanes. De todas formas, visto el ejemplar de más de cuatro metros en el Maremagnum de Barcelona, creo que hemos llegado demasiado lejos.
Ya queda menos
El profeta en su tierra
Daba gusto ver el teatro Coliseum de Barcelona, el pasado fin de semana. Berto cerró su gira de «La apoteosis necia» y arrasó los tres días. Más de cuatro mil personas (me incluyo), fuimos a verle. ¿Y qué vimos? Pues posiblemente uno de los mejores espectáculos de humor del país en estos momentos. Divertido, ingenioso, compacto, sorprendente y maduro. Berto se ha coronado en su casa, profeta en la Gran Vía. Y se lo merece. Lo digo yo que le conozco mucho. Respeta al público, se lo curra y lo deja todo en el escenario. Luego se marcha a casa «que estoy un poco cansado». Me alegro por mi compañero y me imagino su futuro. Es inmenso. Todo lo que él quiera.
Barça, Barça, Barça
Barça 1: Hay que quitarse el sombrero con este Barça. El mejor de la historia. Con una aportación clave de la cantera. Fútbol de casa. Honesto, divertido, brillante, pasional y que siente los colores. Pep Guardiola es la piedra angular. El tío con más clase que ha pasado por el banquillo blaugrana, que sabe armonizar y rentabilizar una plantilla de lujo.
Cuando se hable de «equipo», hay que poner la foto de todos ellos. Sin el trabajo técnico y de mentalización que han hecho, resultaría imposible que llegaran donde han llegado. Se han comido al Dream Team y a Cruyff. Son presente y futuro.
Barça 2: No hay caverna mediática. Lo que hay son unos medios de comunicación con sede en Madrid con una miopía galopante. No puede plantearse el final de liga como «a ver si se produce el milagro y el Madrid gana». Es una falta de respeto al líder. Luego se quejan de la desafección de Cataluña hacia el conjunto de España. Los seguidores culés tienen que informarse con sus medios locales, que tampoco son un dechado de objetividad. El periodismo deportivo ha tirado la toalla de la ecuanimidad. A lo mejor es que tenía que ser así y no hay otra manera.
Bueno, pues vale.
Barça 3: Se acaba la era Laporta. Nadie va a discutirle los méritos deportivos. Ahí están. Pero no me negarán una constatación: la mayoría de gente no le quiere. Sabiduría popular. Le soporta pero no le quiere. ¿Cómo puede ser eso? Otro presidente, con sus títulos, pasearía en carroza entre la entregada afición del Barça. Él, no. Y es así. La sociedad elige a los que quiere y la del Barça ha elegido a Pep Guardiola y a sus jugadores.
Y ahora, por favor, que se tomen vacaciones que las merecen. Y que no hagan unas elecciones sucias o embarulladas que alimenten a los periodistas miopes y enturbien el sabor de una grandiosa temporada.
Barça, Barça, Barça.