Llueve sobre mojado

Sábado, 9 de febrero de 2013

Estábamos el otro día trabajando (una suerte), cuando estalló el escándalo de los famosos sobres del Partido Popular. Nos fuimos a comer algo con los compañeros y yo me convertí en el encargado de amargar la comida al resto. «¿No os parece muy grave lo que está pasando en el PP?». Respuestas: «¡Psé!», «lo de siempre» y la más preocupante de todas: «sí, pero no va a pasar nada. Ya verás. Nunca pasa nada». Digo yo que cuando el ciudadano asume que nada (por grave que sea) puede cambiar una situación degradada, tenemos un problema más importante de lo que creemos. Pero yo me niego a asumir esa postura sumisa, una mezcla de hartazgo, desconfianza de la justicia, del sistema, de todo. Eso es tirar la toalla y hasta la pastilla de jabón al suelo, con lo peligroso que es…

NO. Si asumes eso, lo suyo es marcharse del país (¡a ver si encuentras uno limpio!) y desentenderte del mundo. Yo les dije: «La historia, por penosa que sea, sigue su curso y una cosa lleva la otra. Algunas todavía no las hemos vivido, pero ya se han sembrado miles de semillas de protesta y de discrepancia. Este ya no es un país anestesiado por un falso bienestar. Eso era antes. Ahora somos famosos en el mundo por nuestra deuda y por nuestra corrupción. Yo creo que van a pasar cosas. Hay demasiado drama social para que miremos a otro lado sin esperar reacciones. Hay demasiado paro, demasiada rabia, excesivo descontento… Ya veréis». No me creyeron y siguieron comiendo el menú barato, que no están las cosas como para grandes fiestas.

Veo políticos nerviosos negando evidencias, ganando tiempo, aireando el debate de la corrupción, cuando TODOS tienen muertos en la piscina que esconder. Veo que llueve sobre mojado. Veo un presidente sin credibilidad, no veo hombres y mujeres de Estado. Y también veo, al otro lado, a los ciudadanos de a pie, jodidos pero con dignidad, mirando fijamente a los ojos de sus representantes, como diciendo: «¿Hasta cuándo nos vais a seguir tomando por idiotas?». Una pregunta que exige gestos, medidas y pasos firmes. Depuración total. No es tiempo para medias tintas. A grandes males, grandes remedios. Si no es así, que se atengan a las consecuencias.

«El Berenjenal» en Interviú.

Cabreados

Viernes, 18 de enero de 2013

Entro en un bar a las ocho de la mañana para beberme cuatro cafés. Lo que sea para despertar. Me recibe una acalorada discusión entre clientes. Todos a grito pelado. Bueno, en realidad no es ninguna discusión porque están todos de acuerdo. Se trata de una, digamos, exposición airada de argumentos. Una rajada matinal, vamos. «Decían que iban a arreglarlo todo y ¿qué han hecho, eh? ¡Decidme qué han hecho!», pregunta retóricamente un señor mayor, blandiendo su muleta. «Se han arreglado ellos. Para nosotros, nada de nada», remata un agricultor, bocata en mano. «Como siempre», remacha otro. Sube el tono: «¡¡¡Ladrones!!!». «Eso, eso, ¡¡¡ladrones!!!». Recuerdo que son las ocho de la mañana y el propietario del bar me mira como diciendo: «Pues así todo el día y esto solo acaba de empezar».

Salgo del hemiciclo e intento encarar el día. Hace mucho tiempo se definía al español medio como un hombre bajito, moreno y cabreado. Yo diría que hemos vuelto a la antigua definición y por la puerta grande. Lo de bajitos es el peso de la paciencia que cargamos y morenos… bueno, estamos negros con la situación. Resumiendo: todos cabreados y todo el rato. A la que nos pinchan un poco.
P.D.: el tema de conversación era «el Gobierno actual», pero tiene múltiples aplicaciones. Prueben y verán.

«El Berenjenal» en Interviú.

Esperar sentado

Miércoles, 28 de noviembre de 2012

Espero que los gobernantes entiendan que gobernar contra el pueblo es una garantía de fracaso. Espero que la gente te pregunte más «¿cómo estás?», en lugar de decir «yo estoy fatal». Espero que los bancos hayan entendido que el dinero no solo no conlleva la felicidad sino que su manoseo y especulación nos está haciendo unos desgraciados. Espero que la alfombra de la crisis no sirva para esconderlo todo sin miramientos.
Un país se empobrece de muchas maneras y muy rápidamente. Y ahora no hablo de dinero. Espero que los mayas se equivocaran. Los mayas y todos lo agoreros. Espero que los emprendedores puedan llevar a cabo sus sueños. Y que los sueños se hagan realidad. Espero que salga el sol y que lo haga para todos. Espero sentado. Bueno, he dejado un muñeco que espera por mí porque yo tengo un montón de cosas que hacer.

«Fotodiario» en El Periódico

Esperar sentado

Las ventanillas de los aviones

Viernes, 5 de octubre de 2012

Mitt Romney, candidato republicano en las próximas elecciones norteamericanas, dijo que no entendía por qué no podían bajarse las ventanillas de los aviones. Luego tuvo que matizar y disculparse. Como cuando dijo que no le preocupaban los muy pobres porque esos ya votaban seguro a Obama. Más disculpas.

Creo que los políticos se dividen entre los que son capaces de decir sandeces y los que, aunque las piensen, se las callan. Malos tiempos para el gremio en todos los países. Eso ya lo sabíamos. Y por si no nos acordábamos, miles de personas lo recordaron rodeando simbólicamente el Parlamento español. La policía, siguiendo órdenes, se puso las botas a porrazos y pelotazos. Mal. Triste, violento… mal.

En estos momentos, en los que la política y sus profesionales están en el punto de mira de una sociedad muy cabreada, es cuando hacen falta más que nunca políticos de verdad. Hombres y mujeres dispuestos a escuchar a la calle, a actuar en consecuencia, a plantar cara al destino con políticas justas, adaptadas a los tiempos. Hombres y mujeres que se dejen sus convicciones inamovibles en casa y abran su mente a negociar lo que haga falta para el bien común. Hombres y mujeres de Estado. La situación es tan grave, histórica e importante que se llevará por delante a todos los políticos resultadistas, partidistas, interesados, antiguos e intolerantes. Solo sobrevivirán los que estén a la altura de las circunstancias y no menosprecien la fuerza más grande que hay: el poder de la gente. De la gente de la calle.

«El Berenjenal» en Interviú.

Los medios de comunicación públicos

Martes, 17 de julio de 2012

Se veía venir: cambio de gobierno, «limpieza general en los medios públicos». Da igual que lo estén haciendo bien, sencillamente no lo hacen «como le gusta» al gobierno de turno. Ponle, ahora, el nombre del Partido Popular en la escoba. Antes fueron los socialistas y antes otra vez los populares. Definitivamente podemos asegurar que los gobiernos no entienden y no quieren entender la función de los medios públicos que, ¡ojo! financiamos entre todos.

Es desesperante y de una miopía e ineficacia que clama al cielo. Nos van a poner como ejemplo en el mundo de como NO hay que hacer las cosas. Es no saber nada de comunicación, ni de periodismo. No saber, ni querer saberlo. Los gobiernos solo ven a sus medios públicos como aparatos propagandísticos enmascarados de servicio público o, por lo contrario, monstruos imaginarios que perjudican al país. Como si la gente fuera tonta, ¿sabes? Céntrate en la honestidad de tu gestión y deja a los demás que hagan su trabajo. Ven fantasmas donde no los hay, desprecian a sus profesionales ignorando su trabajo por luchar en un escenario depravado de medios comerciales. Profesionales que se esfuerzan día a día por conseguir fiabilidad, audiencia y un prestigio. No importa. A la calle y que pase el siguiente. Y cuando cambie el partido en el poder, otra vez a la calle. Y, para hacerlo más complicado, consejos de administración con representación política, mini parlamentos inoperativos, comisarios más que dirigentes, todo hay que pactarlo, todo hay que supervisarlo. Los medios públicos son continuos avisperos donde, por cierto, no hay manera de que la industria audiovisual española pueda hacer algo con regularidad. Entras y te llueven hostias por todos lados, como si nosotros fuéramos el problema.

Hay más: está el faraónico desaguisado de la televisión valenciana que han gestionado todo lo mal que han sabido en todos los aspectos. Una vergüenza. Y, ahora, de un plumazo, todos a la calle. Más descaro imposible. En lugar de haber hecho un plan de viabilidad hace muchos años y mirar de encauzar la situación han dejado que se pudra. Lo que viene será peor. Lo dije hace muchos años: Canal 9 no representa el espíritu, el pensamiento, la creatividad de los valencianos y no es por culpa de los que trabajan en ella. Se enfadaron los directivos. Antes nos copiaron un formato y nos ningunearon en reuniones convocadas a las que no asistieron. Directivos de medio pelo, nula creatividad y menos compromiso con la sociedad. Unos prendas, vamos.

En Catalunya se han mantenido las formas más o menos. Trabajé en ella diez años y fueron de los mejores de mi vida. Si no lo reconociera sería un cretino. Pude hacer lo que quise y tuve directores, con alguna excepción que no computa, que me respetaron. Se sembraron prodigiosas semillas que todavía hoy lucen en la programación. Aunque, ahora, le toca una transformación, una adecuación a la nueva realidad y sobretodo, recuperar la operatividad. Se escucha demasiado en el sector lo de «no vayas a TV3 que están mal, no vale la pena». Me niego a aceptar eso. ¡En TV3, no! Ojalá la hagan bien, quiten todos los nudos que la aprietan, vuelvan a abrir las puertas y eso les permita seguir siendo la única flor en el desierto irrecuperable de los medios públicos españoles.

TV3 siempre ha sido una tele de referencia, donde un buen documental en horario de máxima audiencia es el líder de su franja. Donde se puede hacer un programa como el que hicimos con Punset y sentirte orgulloso. Programa, por cierto, que presentamos también a otras cadenas y todavía están riendo. ¡Cómo me gustó que funcionase bien! Y no hablo de ego. Por cierto, que hemos presentado una continuación de «Com va la vida?». ¿Lo podremos hacer?

Siempre hay alguien que pone el ejemplo de la BBC como modelo. Desengañémonos, en España no sabemos hacerlo así. Nuestra sangre caliente, nuestra poca tradición de libertad, nuestra perversa visión del periodismo nos juega a la contra. Mientras un político considere que un periodista de TVE o RNE le está perjudicando cuando cuenta una realidad contrastada, no habrá manera de tener unos medios libres y respetados. Mi apoyo a los compañeros que se han dejado la piel en sus programas. Habéis hecho lo que teníais que hacer. Vosotros sí que podéis dormir tranquilos.

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